Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta su fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: "Pero, hijos...".
Ahora yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores,
después te ocultas tú, y yo no doy contigo,
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.
Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.
Oye hermano, no tardes
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.
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1 comentario:
he leído mucho sobre césar vallejo y a mi parecer él fue una persona muy digna y humilde que sobresalió entre la hipocrecía y mediocridad de las demás personas de ese entonces peruanos,,,,esta es una de sus poesías q más me gusta por su sencillez franca y su mente infante e inocente de niño ,,,su final es entremecedor como muchas de sus otras poesías..q bueno q se reconosca a nivel mundial a un poeta humilde y triunfador,, q orgullosamente es peruano
fvc 13años
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